Hace unos días navegando en Internet observe algo que llamo poderosamente mi atención. Algo que dejó muchos pensamientos en mi cabeza y sentimientos encontrados en mi corazón. Hoy aprovecho para compartirlos contigo e invitarte a reflexionar en este tema que nos afecta a todos los guatemaltecos.
Sabias que en Guatemala según el informe de la oficina de las Naciones Unidas el narcotráfico, las pandillas juveniles y el crimen organizado han provocado que siete de los 22 departamentos de Guatemala estén en la lista de los más violentos. El documento de la ONU señala que los departamentos con más hechos de violencia son Guatemala, Escuintla, Petén, Quetzaltenango, Jutiapa, Izabal y Chiquimula. Agregó que Guatemala encabeza – junto con El Salvador y Honduras – las estadísticas de muertes por cada cien mil habitantes
Según las Naciones Unidas, en Guatemala hay 44 muertes por cada cien mil habitantes. Todo esto se debe en buena parte a las 800 mil armas que se calcula que hay en Guatemala, de las cuales solo están registradas un 30 por ciento.
Con esta ola de violencia la cual enfrentamos todos los guatemaltecos a diario, es bueno recordar lo que cita la carta a los Romanos, capitulo 10 versículos 15 en adelante: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la Paz, de los que anuncian las buenas nuevas”!
La paz, palabra derivada del latín pax, es generalmente definida como un estado de tranquilidad o quietud, como una ausencia de disturbios, agitación o conflictos. Más específicamente, puede referirse a la ausencia de violencia o guerra. En el plano individual, la paz igualmente designa un estado interior, lejos de la cólera, del odio y más generalmente de sentimientos negativos. Es, por lo tanto, deseada para sí mismo e igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un saludo: La paz esté contigo.
Cambiar las estadísticas anteriormente mencionadas es tarea de todos nosotros. Es tiempo que nosotros los católicos clamemos por nuestro país. Es hora de doblar las rodillas, levantar nuestra mirada al cielo y pedirle a nuestro Padre Dios la tranquilidad en nuestros hogares. Es el momento en que cada uno de nosotros despierte ese corazón intercesor que Dios nos dejó para declarar una Guatemala Libre de guerras, de pandillas, de asaltos, homicidios y violaciones.
Es tiempo que actuemos y que trabajemos juntos por este hermoso país donde el Señor decidió que estuviéramos. Nuestra oportunidad de esforzarnos como hermanos y unir las manos hombres y mujeres, laicos y autoridades eclesiales, oficinistas y obreros, profesionales y amas de casa, deportistas y universitarios no será mañana, es hoy. Hoy nuestra Guatemala, necesita de nuestra oración y nuestro clamor. Hoy Guatemala necesita Constructores de paz, los cuales respeten y amen al prójimo, que le tiendan la mano al caído, instruyan al confundido, amen al solitario y respondan al llamado del afligido.
Atrévete a construir día a día un lugar más agradable para vivir, un sitio donde podamos confesar con nuestra boca que somos felices, por que reconocemos que somos Hijos de Dios, que somos Constructores de la Paz.
“Felices los constructores de paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9).
Sabias que en Guatemala según el informe de la oficina de las Naciones Unidas el narcotráfico, las pandillas juveniles y el crimen organizado han provocado que siete de los 22 departamentos de Guatemala estén en la lista de los más violentos. El documento de la ONU señala que los departamentos con más hechos de violencia son Guatemala, Escuintla, Petén, Quetzaltenango, Jutiapa, Izabal y Chiquimula. Agregó que Guatemala encabeza – junto con El Salvador y Honduras – las estadísticas de muertes por cada cien mil habitantes
Según las Naciones Unidas, en Guatemala hay 44 muertes por cada cien mil habitantes. Todo esto se debe en buena parte a las 800 mil armas que se calcula que hay en Guatemala, de las cuales solo están registradas un 30 por ciento.
Con esta ola de violencia la cual enfrentamos todos los guatemaltecos a diario, es bueno recordar lo que cita la carta a los Romanos, capitulo 10 versículos 15 en adelante: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la Paz, de los que anuncian las buenas nuevas”!
La paz, palabra derivada del latín pax, es generalmente definida como un estado de tranquilidad o quietud, como una ausencia de disturbios, agitación o conflictos. Más específicamente, puede referirse a la ausencia de violencia o guerra. En el plano individual, la paz igualmente designa un estado interior, lejos de la cólera, del odio y más generalmente de sentimientos negativos. Es, por lo tanto, deseada para sí mismo e igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un saludo: La paz esté contigo.
Cambiar las estadísticas anteriormente mencionadas es tarea de todos nosotros. Es tiempo que nosotros los católicos clamemos por nuestro país. Es hora de doblar las rodillas, levantar nuestra mirada al cielo y pedirle a nuestro Padre Dios la tranquilidad en nuestros hogares. Es el momento en que cada uno de nosotros despierte ese corazón intercesor que Dios nos dejó para declarar una Guatemala Libre de guerras, de pandillas, de asaltos, homicidios y violaciones.
Es tiempo que actuemos y que trabajemos juntos por este hermoso país donde el Señor decidió que estuviéramos. Nuestra oportunidad de esforzarnos como hermanos y unir las manos hombres y mujeres, laicos y autoridades eclesiales, oficinistas y obreros, profesionales y amas de casa, deportistas y universitarios no será mañana, es hoy. Hoy nuestra Guatemala, necesita de nuestra oración y nuestro clamor. Hoy Guatemala necesita Constructores de paz, los cuales respeten y amen al prójimo, que le tiendan la mano al caído, instruyan al confundido, amen al solitario y respondan al llamado del afligido.
Atrévete a construir día a día un lugar más agradable para vivir, un sitio donde podamos confesar con nuestra boca que somos felices, por que reconocemos que somos Hijos de Dios, que somos Constructores de la Paz.
“Felices los constructores de paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9).